Book Description

Si me preguntas qué quiero que mis hijos sean cuando sean mayores, te respondería: ¡Quiero que mis hijos sean felices!.Todos deseamos y merecemos ser felices, pero ¿cuál es el secreto de la felicidad? He llegado a la conclusión de que el secreto de la felicidad es la forma en que criamos a los niños para que crezcan siendo adultos felices y esa felicidad sea transmitida a las próximas generaciones. Y sí es posible lograrlo. Es posible lograrlo atendiendo a sus necesidades emocionales, siendo padres conscientes y fomentando la inteligencia emocional en sus vidas. Quizás tu respuesta sea Quiero que mi hijo sea exitoso cuando sea mayor, porque a lo mejor quieres que sea lo que tú no lograste ser, pero es importante que entiendas que, si tu hijo no es feliz, todos tus esfuerzos por lograr que sea exitoso no servirán de nada. Un niño feliz crecerá en contacto con sus sentimientos, con seguridad en sí mismo y con optimismo. Como madres, no es necesario querer alcanzar la perfección para llevar junto a ellos una vida más plena y feliz. La vida contantemente nos pone a prueba para aprender que, aunque somos mamás amorosamente defectuosas, somos perfectas para nuestros niños y podemos formar hijos felices.Con este libro quiero validar, exaltar, honrar y apoyar a todas las mujeres en esta atesorada profesión, la maternidad, y mostrar lo maravilloso (aunque desafiante) que es ser mamá. No nacimos aprendidas, todas necesitamos amor, reconocimiento y ayuda. Para criar hijos felices, necesitamos sanar nuestras heridas emocionales, a fin de ser capaces de dar lo mejor a nuestros hijos y a nosotras mismas.Este libro es un tributo a todas ustedes, madres únicas y excepcionales. Sus linajes femeninos, las carencias emocionales de su infancia, la relación con sus padres y su estilo de crianza y la confusión en la adolescencia reflejan, inconsciente o conscientemente, la manera en la que actualmente forman, educan, guían e interactúan con sus niños.Este libro es un viaje a nuestra historia, a nuestro interior, para reconocer por dónde iniciamos nuestra sanación, y así darnos lo que nos merecemos: vivir con plenitud, alegría y criar niños felices.