Book Description
Las ciencias sociales nos han acostumbrado a ver la Administración Pública como una forma de organización y, por tanto, de poder, lo cual es correcto, pero probablemente con cierto descuido de su componente de comunicación. Se puede conquistar el mundo a caballo, pero no gobernarlo, le dijo Kublai Kan a Marco Polo (según este, claro: se non è vero, è ben trovato). El pegamento ordinario de la sociedad, la relación social por excelencia, es la comunicación, no la fuerza, y la eficacia excepcional de esta última depende precisamente de la eficiencia ordinaria de la primera, que es la que fundamenta la legitimidad del poder y la colaboración, voluntaria o condicionada pero no forzada, con el mismo. Por eso los medios de información y comunicación han tenido, tienen y tendrán una influencia decisiva sobre la política, es decir, sobre el Estado en todas sus dimensiones y facetas.