Book Description
¡No es suficiente tener 98% de santidad! Si el agua que usted toma tuviera 2% de contaminación, ¿la bebería? ¡Claro que no! De la misma forma, el Señor busca la pureza en nuestras vidas —nada menos que un 100%. Él exige que dejemos de hacer la paz con el pecado y que busquemos la santidad. Sólo entonces es que podremos ver su poder fluir a través de nosotros y seremos partícipes de su presencia en nuestras vidas. Hay un solo camino hacia la limpieza espiritual, y ese camino corre directamente en dirección al fuego de su santidad. Su propósito se hace evidente cuando emergemos puros y sin manchas. Es entonces que nos percatamos de los beneficios de una vida santa y dedicada al Señor, y encontramos su poder fluyendo a través de nosotros para alcanzar las almas perdidas.